Necesitaría más palabras que líneas trazadas por Robinson (seudónimo) para ser capaz de expresar mi asombro, mi admiración gigantesca por este libro, el homenaje gráfico, visual, artístico a Nueva York más imponente que he visto. Quién dibujara así, suspira el dibujante que una vez tuve dentro....
Manhattan, de día y noche, vista desde el Empire State, adentrándose en el metro y en los museos, panorámicas de los parques, estatuas, calles. Qué absolutamente impresionante esta entrega por parte del artista alemán, nacido Werner Kruse (1910-1994), por la ciudad de las ciudades. Y es que como dice en el prólogo Matteo Pericoli: "Nueva York es el objeto artístico más generoso de cuantos existen: se entrega completamente sin vacilar, y al mismo tiempo incita a opinar sobre ella con una morbosa curiosidad. La obra de Robinson es un valeroso acto de amor".