sábado, 28 de agosto de 2010

El escritor despojado de literatura


He preferido mi vida última a todas las vidas de los libros. He preferido el abrazo constante de sangre bullente al mejor poema leído en la cima del mundo. He preferido mirar lo amado en lugar de describirlo. He preferido caminar antes que el adjetivo.

Dejé a madame Bovary que se suicidara a solas, sin darle el teléfono de la esperanza, y al Quijote en la farmacia, buscando antidepresivos; vi entrar a Helena en el prostíbulo, con el desgaste del dolor; permití que me robara David Copperfield y me burlé de las agonías de Hans Castorp. Cerré todas las historias y abrí la ventana; le indiqué al Caballero de la Carreta un albergue juvenil donde pasar la noche y le dije a Leopold Bloom en su eterno día: hasta mañana.