Montañas decapitadas, de pendiente lisa, afeitadas de vegetación, ofrecidas como para ser acariciadas por una mano gigante. Montañas cenizas. Campos grises de gravilla. Ovejas desperdigadas, pero sin pastor ni granjas a lo largo de docenas y docenas de kilómetros solitarios.
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Niebla baja, delante del coche. Riachuelos paralelos a la carretera. Luego, niebla absoluta; no se ve ni siquiera lo que hay en los márgenes de la carretera. Autopista hacia el cielo.
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Luego, paisaje de montañas frondosas, verdísimas. Carretera serpenteante, con finísima lluvia. Paisaje infinito, de belleza manifiesta; naturaleza como música de Bach: nos hace buenos y libres de espíritu.
*
Nadie en ningún sitio. El arco iris a la izquierda, entrando en el mar. Las montañas se trenzan, rotas en su silencio de verdor milenario. El Mar del Norte, allá las ballenas, el Círculo Polar Ártico...
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Niebla baja, delante del coche. Riachuelos paralelos a la carretera. Luego, niebla absoluta; no se ve ni siquiera lo que hay en los márgenes de la carretera. Autopista hacia el cielo.
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Luego, paisaje de montañas frondosas, verdísimas. Carretera serpenteante, con finísima lluvia. Paisaje infinito, de belleza manifiesta; naturaleza como música de Bach: nos hace buenos y libres de espíritu.
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Nadie en ningún sitio. El arco iris a la izquierda, entrando en el mar. Las montañas se trenzan, rotas en su silencio de verdor milenario. El Mar del Norte, allá las ballenas, el Círculo Polar Ártico...