sábado, 1 de enero de 2011

En el Retiro, en el Palacio de Cristal


Ebullición y reunión. Una mezcla de ubi sunt y to be continued. El Parque del Retiro es un circuito mañanero de niños, cisnes negros, músicos callejeros, besadores exhibicionistas, corredores, ciclistas menores de edad, paseantes, abuelos, bebés, árboles grises, fuentes. El Palacio de Cristal, inmaculado como siempre; donde hace tres años se presentaban unas grandes construcciones hechas de troncos formando iglús, ahora hay una estatua altísima hecha de papeleras, cubos, orinales, obra de Jessica Stockholder. En el tríptico informativo del que se dispone una vez se rebasa el umbral de vidrio, se lee una explicación que resulta tan incomprensible como pedante: es la típica farsa del arte contemporáneo, cuya vulgaridad es salvada y ensalzada por la columna de humo que es la intelectualidad, la filosofía, la teoría artística. Hay mil modos de conceptualizar el trabajo de esta escultora de Seattle, titulado "Atisbar para ver", pero todos son infames: abstracciones hechas de palabras que firma una tal Lynne Cooke. Lo único maravilloso es contemplar esa verticalidad de plástico, y asombrarse ante ella. Es genial verla, apropiársela desde ojos inocentes de prejuicios (ojos infantiles), pero insufrible encontrarle una justificación.