.....En una edición conmemorativa de Informe sobre ciegos que acaba de aparecer, con motivo del centenario de Ernesto Sabato -quien sin embargo se ha quedado a las puertas de tal cifra al haber muerto un par de meses antes de su onomástica-, su hijo, el cineasta Mario Sabato, recuerda con hondura a su padre. Cuenta cómo un día, hurgando entre cajones, algo nostálgico de los tiempos familiares remotos, encontró una foto que le “sacudió el alma. Mi padre, sentado junto a mí, me guía la mano que aferra un lápiz, que apunta a un cuaderno abierto en sus primeras hojas”. Ernesto Sabato se prolongó en las manos de su hijo en ese instante íntimo, y durante su propia vida sus manos se aferraron a la literatura, a la ciencia, al arte, al mundo de la cultura y el pensamiento en definitiva.
.....Sabato siempre será recordado, qué duda cabe, por ese breve y perfecto texto tan sugerente llamado El túnel (1948), que escribió sugestionado por la corriente existencialista; también se tendrá en cuenta otro título atractivo que aúna lo glorioso y lo mortuorio, Sobre héroes y tumbas (1961), el cual tiene una especial connotación para sus compatriotas, pues recrea la vida de un militar independentista argentino; y tal vez el tiempo sea benigno con Abaddón el exterminador (1974), un ejercicio novelesco arriesgado por presentar una trama apocalíptica con toques autobiográficos y estructura compleja.
.....Y no obstante, por encima de sus dotes incuestionables de narrador, a Sabato hay que encontrarlo también en sus excelentes libros de ensayos, y no solo literarios. De hecho, hizo su debut con El uno y el universo (1941), donde cuestionaba dogmas científicos a través de meditaciones filosóficas. No en vano, su formación como físico en Buenos Aires, París y Massachussets insufló a su ensayística de un estilo preciso, riguroso en la forma y en el fondo; en paralelo, su creencia comunista le llevaría a preocuparse de los asuntos políticos más candentes de su época y a escribir sobre ellos: muy especialmente, cabe citar Nunca más (1985), una investigación encargada por el presidente Raúl Alfonsín para esclarecer la desaparición de personas durante la dictadura, y antes El otro rostro del peronismo (1956), crítica al régimen del general Juan Domingo Perón.
.....Todos esos libros ensayísticos, en definitiva, fueron su laboratorio particular para presentar su visión de la vida, la historia reciente y el arte, como en el magnífico El escritor y sus fantasmas (1963), lleno de deliciosas reflexiones sobre lo que significa la práctica de la escritura. En el prólogo a Informe sobre ciegos, Mario Sabato recuerda lo primero que leyó de su padre: Sobre héroes y tumbas, en su opinión “una lectura inapropiada para un jovenzuelo de quince años”. Porque la obra de Sabato es todo menos tibia y condescendiente: lleva al estremecimiento, a cuestionarse muchas ideas, a intuir profecías que han acabado por hacerse realidad.
Publicado en La Razón, 1-V-2011