domingo, 19 de junio de 2011

La génesis de una saga vasca



En un viaje de ida y vuelta, la andadura de Ramiro Pinilla (Bilbao, 1923) eclosionó con su trilogía Verdes valles, colinas rojas (Tusquets, 2004-05), que tardó dieciocho años en redactar. Era el regreso de un hombre que, durante décadas, se había apartado del mundillo editorial tras ganar el premio Nadal y el de la Crítica por Las ciegas hormigas (1961) y resultar finalista del Planeta en 1972 por Seno. El escritor siguió publicando, pero decidió hacerlo en el sello que fundara con un socio, Libropueblo, cuyos libros vendían por las calles de Getxo a precio de costo.

Aquella sublimación de la historia vasca desde finales del siglo XIX, la cual partía de los conflictos de dos familias enfrentadas, tuvo algunos de sus primeros retazos en los dos libros de relatos que ahora se reúnen: Recuerda, oh, recuerda y Primeras historias de la guerra interminable, publicados en 1975 y 1977. No en balde, en ellos encontramos personajes que luego, en la trilogía, tendrán una presencia capital, como los pertenecientes a la familia del magnate del hierro Baskardo, cuya vida se recrea en «El megatafio».

Pinilla busca reflejar la esencia del alma vasca, y para ello crea cuentos de trasfondo legendario, como «Nombre» y «El viaje», en los que surge la tribu del clan citado, o ya en tiempos modernos, el Sator Baskardo que trabaja para el traslado de una ballena en «El pez». Como siempre, el cuadro costumbrista que nos ofrece Pinilla se balancea entre lo mundano y lo misterioso, lo enigmático y lo pueblerino, lo imaginativo y lo ordinario. Pero creo firmemente que es en la distancia larga donde el autor desarrolla todo su potencial, pues en ella era capaz de dotar de un gran ritmo narrativo al paisaje humano, historia local y trasfondo sociológico descritos. Lo que no consigue en mi opinión en estos cuentos que también ofrecen otra de las máximas preocupaciones del escritor: la guerra civil española.

Publicado en La Razón, 9-VI-2011