viernes, 7 de diciembre de 2012

Entrevista capotiana a Alberto Olmos


En 1972, el escritor estadounidense Truman Capote (1924-1984) publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama 1999), y en él el autor de A sangre fría se entrevistaba a sí mismo con especial astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Alberto Olmos.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Ya vivo en un solo lugar, del que jamás puedo salir, ¿no lo veis?
¿Prefiere los animales a la gente?
Nunca. La idea, casi zoofílica, de que los animales son mejores que las personas sólo pueden sostenerla personas que llaman animales a las cosas que compraron en una tienda de mascotas. 
¿Es usted cruel?
Puedo darte el mail de algunas personas que quizá respondan afirmativamente a esta pregunta.
¿Tiene muchos amigos?
No estoy presente  en Facebook, así que es probable que tenga algunos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Ninguna. He oído varias veces a lo largo de mi vida ideas como "yo no tengo amigos idiotas" o, de otro modo, "todos mis amigos son inteligentes", y nunca he entendido esa visión de la amistad como una oficina de selección de personal. Yo a mis amigos no los hago trabajar.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Para eso están.
¿Es usted una persona sincera? 
Demasiado, seguramente.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
En lamentar todas las cosas que no estoy haciendo. Me encanta.
¿Qué le da más miedo?
Las enfermedades de los demás. 
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La corrupción de los políticos; la de los escritores. El discurso moralizante de todos ellos. 
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Ser feliz.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Hice yoga. Corría. Se me estaba secando el cerebro.
¿Sabe cocinar?
Esta pregunta es muy idiota.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Un amigo en concreto que tengo y que está lejos de ser famoso.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Tomodachi.
¿Y la más peligrosa?
Seppuku.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Constantemente.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Las mismas que Woody Allen en Annie Hall. Búsquenlo, que decirlo a día de hoy es casi delito.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
¿Otra cosa? Cualquier cosa del boudoir de Scarlett Johansson.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Tabaco. Pornografía amateur. Crack.
¿Y sus virtudes?
Sobre todo crack.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Un salvavidas. Kate Winslet. Pedalear. Kate Winslet. El cucurucho del Calippo Lime. Kate Winslet.
T. M.