miércoles, 23 de enero de 2013

Entrevista capotiana a Manuel Vilas


En 1972, el escritor estadounidense Truman Capote (1924-1984) publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama 1999), y en él el autor de A sangre fría se entrevistaba a sí mismo con especial astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Manuel Vilas.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Nueva York. O cualquier ciudad grande, Madrid, París. Un sitio donde pasar desapercibido.
¿Prefiere los animales a la gente?
Jamás. Siempre a la gente. Lo que pasa es que los perros para mí son personas que no acaban de hablar muy bien.
¿Es usted cruel?
No. Soy un santo.
¿Tiene muchos amigos?
Sí. La gente me quiere. No tengo tiempo para dedicárselo a tantos amigos, eso me jode.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que me amen.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Nunca.
¿Es usted una persona sincera? 
No sé qué es la sinceridad. No soy un hombre serio.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
No tengo tiempo libre. Siempre estoy sufriendo.
¿Qué le da más miedo?
No le tengo miedo a nada ni a nadie.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Me escandalizan las malas personas.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Me habría muerto.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
La natación y el esquí.
¿Sabe cocinar?
Un poco.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A mí mismo.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Amor.
¿Y la más peligrosa?
Intolerancia.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Nunca.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Soy marxista. El único esquiador marxista del mundo.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Dios.
¿Cuáles son sus vicios principales?
El alcohol y el sexo sin amor.
¿Y sus virtudes?
La terquedad y el humor.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
No puedo morir. Es imposible que alguien como yo muera. Puedo hacerme el muerto, como mucho. Por tanto, no tendría nada de especial lo que pensase mientras me ahogase. Podría pensar en que tenía que llevar el coche a pasar la ITV, por ejemplo.
T. M.