viernes, 29 de marzo de 2013

El enemigo público


Después de cuatro años de la aparición de “El caballo amarillo”, diario confesional, publicado en 1909, de un álter ego –llamado George O’Brien– del terrorista y escritor ucraniano Borís Sávinkov (1879-1925), aparece su continuación, este oscuro equino cuyo título está sacado de un poema de Aleksandr Blok. Se añade también el texto “En prisión”, que vio la luz de forma póstuma y que, según su traductora Marta Rebón, “cuenta el desmoronamiento físico y moral de un revolucionario de tres al cuarto que es descubierto y enviado a prisión”.

Sávinkov fue apresado, en efecto, por la policía bolchevique (se suicidó en la cárcel). Se le perseguía por intentar reclutar un ejército de voluntarios para entrar en Rusia y terminar con la Revolución. Esta peripecia es la que literaturiza en “El caballo negro”; lo interesante es que el protagonista no convierte su experiencia en un relato de buenos y malos, sino relativiza la fuente de la violencia, él, que orquestó atentados que mataron a un ministro y un gobernador: “Y yo, ¿en qué me diferencio de un comisario? Nos distinguimos por nuestras creencias, pero no por nuestros actos. Estamos hechos de la misma pasta”, dice. Sus páginas son el reflejo del caos y la ignominia de su país en tiempos de atrocidades; páginas y acciones que despertarían el respeto de Churchill y la admiración de escritores como Somerset Maugham o pintores como Picasso.

Publicado en La Razón, 28-III-2013