sábado, 1 de junio de 2013

Azar y amor en el campo inglés

El azar, la aventura, el amor. Y también la tradición oral, las viejas genealogías. He aquí los ingredientes de este gran tomo de la siempre voluminosa narrativa de Thomas Hardy que hará las delicias del admirador de sus novelas –“Lejos del mundanal ruido”, “El alcalde de Casterbridge”, “Jude el oscuro”…– y conquistará al que no haya conectado con el autor si cayó en sus manos alguna de sus historias menos logradas, caso de “Los habitantes del bosque”, publicada hace unos meses por la editorial Impedimenta. El quinteto de traductores de este casi millar de páginas, en el que destaca Catalina Martínez Muñoz, responsable de la mayoría de textos, ofrece en su conjunto no una mera recopilación de cuentos, sino una edición más especial si cabe.

Y es que el volumen no se limita a reunir los cuatro libros de cuentos que Hardy publicó en vida, sino que añade cuatro relatos más que sólo se publicaron en revistas, con el aliciente además de ver incluida la revisión que de casi todos ellos hiciera el autor en 1912. Se trata de algo digno de remarcar por cuanto Hardy reflexiona sobre lo publicado, mueve cuentos de su lugar original e incluso se lanza a proponer algún final distinto, hasta tal punto llegó su compromiso con sus personajes.

Cuando publicó “Cuentos de Wessex” (1888), ya el inglés presentaba una madurez literaria plena, por lo que desde su primer texto, el formidable “Los tres desconocidos”, se aprecia una línea de calidad e intensidad que hace de la colección un todo coherente que pone el acento, sobre todo, en la humanidad de sus protagonistas: en sus sentimientos, cambiantes, presos de las casualidades del destino y del afecto. Por ejemplo en “Un grupo de nobles damas” (1891), diez historias de mujeres atrevidas, apasionadas, que desafían lo establecido. Y siempre cerca de ellas, caballeros enamorados, pacientes o atribulados, esperando su oportunidad.

Publicado en La Razón, 30-V-2013