viernes, 28 de junio de 2013

Entrevista capotiana a José Calvo Poyato

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de José Calvo Poyato.

Si tuviera que vivir en un solo lugar sin poder salir de él, ¿cuál elegiría?
Mi casa y si me lo impidieran, buscaría algún sitio en el corazón de Roma.
¿Prefiere los animales a la gente?
No, en absoluto, me quedo con la gente.
¿Es usted cruel?
Yo diría que no, aunque esa es una respuesta que deberían dar quienes me conocen. Alguna vez he matado una mosca, lo digo literalmente.
¿Tiene muchos amigos?
Conocidos, más allá de lo que supone conocer gente, muchos; bastantes son amigos. Le diré algo que resulta, cuando menos llamativo, en el mundo de los escritores formo parte de un grupo en que somos amigos ¡Escritores amigos! ¡En España! ¡Menudo lujo!
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
No busco cualidades. Son sencillamente amigos -nada más y nada menos-. Son como son. En cualquier caso, pienso que la lealtad es esencial.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
He sufrido algún desencanto, pero mantengo amistades muy duraderas.
¿Es usted una persona sincera?
Suelo no faltar a la verdad, dicen que soy algo exagerado. Ya sabe… las formas barrocas de la expresión andaluza.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Hasta ahora no he tenido mucho. Algo que en este tiempo es todo un lujo. Disfruto con mi familia y mis amigos. Conversación… También leyendo. Soy lector empedernido… en papel. Me gusta ver algún deporte en televisión.
¿Qué le da más miedo?
En el ámbito particular que pueda ocurrirle algo malo a mi mujer o a mis hijos. En un ámbito más general que la civilización degenere a situaciones como las que nos ofrece el cine apocalíptico. Ocurrió con la civilización grecorromana y el mundo clásico.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
¡Ya lo creo que me escandalizo! Me escandalizo por muchas cosas. No soporto la injusticia, tanto en lo cotidiano y lo que podemos llamar pequeño como en las grandes injusticias de las que nuestro mundo tiene ejemplos sangrantes.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
En realidad he hecho otras cosas. En repetidas ocasiones, he dicho que soy un historiador que se divierte escribiendo novelas. Si no hubiera sido profesor de historia, hubiera intentado ser médico. Me siento satisfecho de haberme dedicado a la historia y, por supuesto, de escribir.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Por las mañanas diez minutos de gimnasia diarios… llueva, truene o relampaguee. Por las tardes, también a diario, si no llueve -con el frío no hay problema-, camino una hora.
¿Sabe cocinar?
Hago alguna cosilla. Dicen que mis tortillas de patatas son excelentes. No se me da mal cocer marisco o preparar patatas al horno con vino y pimienta, y soy quien asa los pimientos en casa.
Si el Reader´s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre “personaje inolvidable”, ¿a quién elegiría?
No me lo ha planteado el Rider´s Digest, pero sí una revista de divulgación histórica que dedica su última página a presentar a los lectores un personaje inolvidable. Escogí a Juan José de Austria, el hijo bastardo de Felipe IV. Podría también referirme a Maura, el que fuera presidente del gobierno, en varias ocasiones, en las primeras décadas del siglo pasado. En mi opinión Maura fue la gran ocasión perdida de haber encausado nuestra historia por derroteros diferentes a los que condujeron a la tragedia de 1936.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Amor.
¿Y la más peligrosa?
Odio.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No, pero he tenido que esforzarme por no darme de tortas con alguno.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Fui, hace ya algunos años, diputado por el Partido Andalucista en el parlamento de Andalucía.
Si pudiera ser otra cosa ¿qué le gustaría ser?
Haberme decidido mucho antes  por la escritura creativa. Llegué a ese mundo  demasiado tarde.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Demasiado vehemente, muy individualista. A veces demasiado introspectivo y poco comunicativo.
¿Y sus virtudes?
Laboriosidad y austeridad; esta última, políticamente muy incorrecta en los tiempos que nos está tocando vivir, me ayuda mucho. También olvido con facilidad lo que podrían considerarse agravios.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
No tengo la más remota idea. Prefiero no imaginar que estoy ahogándome.

T. M.