domingo, 13 de octubre de 2013

Entrevista capotiana a Miguel Ángel García Argüez

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Miguel Ángel García Argüez.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
El casco antiguo de una ciudad antiquísima como Cádiz: es el sitio donde ya vivo y no sería del todo una mala elección.
¿Prefiere los animales a la gente?
Normalmente no.
¿Es usted cruel?
Intento no serlo, pero no sé si siempre lo logro.
¿Tiene muchos amigos?
Creo que sí.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Prefiero encontrarlas sin buscar.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Creo que no.
¿Es usted una persona sincera? 
Supongo que estoy en la media razonable.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
No lo ocupo en nada concreto. Para que sea realmente libre prefiero dejarme hacer por él más que hacer nada con él.
¿Qué le da más miedo?
Los miedos. Y los bloqueos que producen, claro.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Sí, me escandalizan muchas cosas. Este gobierno, por ejemplo.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Esas cosas no se deciden, no al menos yo.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
De vez en cuando, sí, aunque siempre sin zapatos…
¿Sabe cocinar?
Me apaño.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
El hombre de Neanderthal. Admirable hasta el asombro su manera de lograr la supervivencia de la especie en los durísimos tiempos en que le tocó vivir.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
La palabra “Nosotros”.
¿Y la más peligrosa?
La palabra “Yo”.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Cuando era muy joven sí, algunas veces. Ahora ya, francamente, bastante menos.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Digamos que… disidente.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Niña pequeña.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Sólo responderé a eso en presencia de mi abogado.
¿Y sus virtudes?
No sé, no contesto.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
La imagen de un flotador.

T. M.