El
gradual cuidado de la editorial Alianza hacia las obras del austriaco, nacido
en los Países Bajos, Thomas Bernhard alcanza con este librito una jugosa guinda
que los lectores que han disfrutado del talante de este hombre solitario,
pesimista y ácido apreciarán enteramente. Se trata de una entrevista efectuada
por un amigo del escritor, Peter Hamm, a la sazón miembro de la Academia
alemana e influyente crítico literario, una noche de 1977 en casa de Bernhard,
en la localidad austriaca de Ohlsdorf. Hamm había sido el primero en reseñar el
debut poético del autor, el libro “Así en la tierra como en el infierno”, en
1957, y la confianza que se desarrollaría entre los dos propiciaría encuentros
como el que se produjo en aquella ocasión, con escasa cena y abundante bebida.
El
resultado de la charla fue rechazado por Bernhard en su momento (la idea era
incorporarla a un volumen de artículos sobre el escritor), el proyecto se
malogró y, cuarenta años después, Hamm se reencontró con la transcripción de la
entrevista y decidió que viera la luz. Son comentarios sobre su infancia, en
Viena, la pleuresía que le llevó al hospital y que estuvo a punto de matarle,
su internado en Salzburgo, la juventud en la que pronto se independizó de su
familia, sobre sus pinitos con el violín y su sueño de ser cantante, sobre las
obras teatrales que concibió, sobre el abuelo que tanto le marcó al ser su
mayor cuidador y sobre su “maldad” a partir de una frase que cita Hamm, de
Diderot, que emparentaba la condición de solitario con la de malvado, que
reprime. Opiniones sueltas, improvisadas, informales, que llegan al tuétano de
un hombre que tiene tanto ya de leyenda como de artista.
Publicado en La Razón, 3-X-2013