jueves, 27 de marzo de 2014

Entrevista capotiana a Daniel Heredia

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Daniel Heredia.


Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
La mansión de Hugh Hefner en California, aunque solo si me puede llevar la biblioteca completa de Luis Alberto de Cuenca.
¿Prefiere los animales a la gente?
No, claro que no. Aunque en algunas ocasiones cueste encontrar las diferencias entre ambos.
¿Es usted cruel?
Creo que no. Al menos no lo soy de manera consciente.
¿Tiene muchos amigos?
Afortunadamente puedo decir que existe mucha gente que me quiere.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Los amigos son tesoros, y los tesoros tienen todas las cualidades inimaginables. Además, como decía Pío Baroja, los amigos son como los libros, no siempre es mejor el que más nos gusta.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Un par de amigas me han decepcionado mucho últimamente. Aunque me sirvió para darme cuenta que no eran verdaderas amigas.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí, o al menos todo lo sincero que se puede ser sin dejar de ser un caballero. Tenga en cuenta que vivo en España.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leyendo, viendo películas o series de televisión en casa, yendo al cine, escuchando música y la radio, ordenando mi biblioteca, buscando libros, paseando, quedando con los amigos, viendo partidos del Barcelona, viajando... Todo muy normalito. Y me gustaría pasar menos tiempo delante del ordenador.
¿Qué le da más miedo?
La mediocridad, la incultura y la falta de respeto y educación. Ahora son voluntarias e imperdonables. Y me produce mucho miedo también el futuro negro que nos están dejando gracias a los políticos, los banqueros y los empresarios sin alma. Se han construido un mundo sólo para ellos.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Imagino que lo mismo que a millones de personas. Ponga los informativos y me entenderá.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Me gusta pensar que librero o librero de viejo.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Ahora no, pero fui jugador y árbitro de baloncesto durante muchos años. Al menos ahora camino mucho. Me encanta pasear en buena compañía.
¿Sabe cocinar?
Digamos que me defiendo. Mis lentejas son exquisitas.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Dudaría entre Arturo Pérez-Reverte, Pep Guardiola y Woody Allen.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Hoy, amor, alegría... Cualquiera que haga fluir la vida.
¿Y la más peligrosa?
Odio, totalitarismo, intolerancia, guerra...
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Todos lo hemos pensado en alguna ocasión, ¿no cree? Ahora me viene a la cabeza un ex jefe bastante mediocre, muuuchos políticos y las personas maleducadas. Alguno más habrá, seguro.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Nunca me interesó la política. Todos decepcionan, sin excepción. Y creo que los tiempos actuales me dan la razón.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Multimillonario, para vivir alejado de esta sociedad que cada día me gusta menos.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Confesables, los libros y las gominolas.
¿Y sus virtudes?
No soy yo quien tiene que responder a esta pregunta.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Los días vividos en la mansión de Hugh Hefner. Sobre todo por la biblioteca de Luis Alberto de Cuenca.

T. M.