El «enfant terrible» de las letras
francesas, Michel Houellebecq (1958), siempre buscando la polémica, siempre
provocando al personal mediante explosivas declaraciones políticas o
directamente insultando a otros autores o a las feministas, publicó esta obra
en 2001 y su éxito se extendió al mundo entero. Era la cuarta novela de este
declarado pesimista que no pierde oportunidad de presumir de que «los medios de
comunicación franceses me detestan». Un victimismo que resulta rentable, pues sus
obras han sido premiadas y vendidas por doquier. Con todo, detrás del
extravagante escritor, se oculta un narrador de talento y, sobre todo, un
cuestionador furibundo de nuestra sociedad de consumo y capitalista.
“Plataforma” narra cómo el parisino
cuarentón Michel, lleno de hastío, y aprovechándose de la herencia paterna,
emprende un viaje a Tailandia en busca de turismo sexual. Pero lo que era una
visita de placer se convierte en negocio: tras conocer a Valérie, una directiva
emprendedora, crea una red de colonias turísticas por todo el mundo en las que
el sexo pueda practicarse libremente y la prostitución sea legal. El sueño financiero,
empero, cae a plomo por los propios vicios de codicia e hipocresía que los ha
amparado. De tal modo que el relato hay que interpretarlo como una crítica a nuestra
sociedad de la que nadie sale indemne, el deseo sexual es la única evasión que
puede redimirnos pese a todo, y el alma del ser humano se compra y se vende en
una colectiva degradación imparable.
Publicado en La Razón, 24-VII-2014,
para la sección “Clásicos del siglo XXI”