viernes, 5 de septiembre de 2014

El poder de la culpa


Amor y guerra, el clásico tándem, se aúnan en esta novela del año 2001, el octavo libro del inglés Ian McEwan (1948), cuyo prestigio no ha dejado de aumentar en lo que va de siglo. Época previa a la Segunda Guerra Mundial, un amor que queda mancillado por una acusación difamatoria, y los elementos de la culpa y lo expiatorio conforman un argumento que llevaría al cine Joe Wright en una extraordinaria película, con Keira Knightley y James McAvoy, seis años después (candidata a siete premios Oscar, ganó el de mejor banda sonora).

McEwan, fino estilista, urdió en “Expiación” una trama atractiva, un trasfondo histórico logrado y una arquitectura metaficticia muy convincente, pues será la narradora y “culpable” Briony –una niña que acusa a un criado de su finca de violar a su hermana Cecilia; acto que confunde con otro real– la que al final de su vida, tras hacerse enfermera para ayudar a los heridos en combate, escriba esta misma historia para liberarse del peso de haber actuado mal. El criado, Robbie, había acabado en la cárcel hasta su incorporación forzada al ejército, y él y Cecilia morirían sin poder consumar su atracción mutua. Es entonces cuando la habilidad narrativa de McEwan convierte a Briony, fiel al poder de la literatura, en la autora de una realidad paralela en la que los unirá para siempre en el texto que está escribiendo, donde todo es posible: incluso arreglar los errores del pasado.


Publicado en La Razón, para la sección “Clásicos del siglo XXI”