domingo, 28 de septiembre de 2014

Entrevista capotiana a Celedonio Orjuela

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Celedonio Orjuela.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
El Líbano Tolima, centro de Colombia.
¿Prefiere los animales a la gente?
A veces sufrimos de cierta misantropía, esa ahí cuando está Antaurys, mi perro.
¿Es usted cruel?
A veces se es duro como el sílex y otras tan suave como una gota de rocío.
¿Tiene muchos amigos?
Los que quedan en este periplo que es la vida.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Las carencias unen a los verdaderos amigos.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No.
¿Es usted una persona sincera? 
Depende del tinte moral con que se mire.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Soy libre.
¿Qué le da más miedo?
El unanimismo.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
El miedo a la diversidad.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Bailarín de salsa.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
El baile.
¿Sabe cocinar?
Lo normal.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Un ciclista de mi país.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Saudade.
¿Y la más peligrosa?
Fosa.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
En las historias de ficción.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Anarquista.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Anarquista.
¿Cuáles son sus vicios principales?
He pasado por algunos.
¿Y sus virtudes?
No sé qué dirán mis amigos.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Como Narciso, me gustaría verme en el espejo del agua los gestos que haría cuando me estoy muriendo.

T. M.