lunes, 22 de septiembre de 2014

Entrevista capotiana a Julio José Ordovás


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Julio José Ordovás.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Me basta y me sobra con un metro cuadrado, como cantaban las Vainica Doble.
¿Prefiere los animales a la gente?
Los animales desconfían de mí y yo desconfío, aunque no lo que debería, de la gente.
¿Es usted cruel?
Casi nunca intencionadamente.
¿Tiene muchos amigos?
Los suficientes.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Las mismas que ellos, supongo, buscan en mí.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No. Por algo son mis amigos.
¿Es usted una persona sincera? 
Cuando escribo sí. Si pretendes engañar al lector lo único que consigues es engañarte a ti mismo.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
¿Tiempo libre? ¿Qué es eso?
¿Qué le da más miedo?
No soy miedoso.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
En esta sociedad nada escandaliza a nadie.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Pulir lentes.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Voy en bici.
¿Sabe cocinar?
Dicen que las ensaladas no se me dan mal.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Goya.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Utopía.
¿Y la más peligrosa?
Utopía.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Golpear sí, pero no hasta la muerte.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Tirando a zurdo.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Rata de alcantarilla.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Ninguno que me pueda llevar al infierno.
¿Y sus virtudes?
Ni disfruto lo ganado ni siento lo perdido.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Me gustaría que, más que imágenes, fueran olores: el olor del pan recién hecho, de las manzanas pudriéndose, de la lechería, del vino en la cuba y el olor de las tormentas.

T. M.