lunes, 3 de noviembre de 2014

Entrevista capotiana a Gonzalo Hernández Guarch

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Gonzalo Hernández Guarch.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
No tengo que pensar mucho. Sin dudarlo, mi casa en Aguadulce. 
¿Prefiere los animales a la gente?
No.
¿Es usted cruel?
No. Al menos no conscientemente.
¿Tiene muchos amigos?
No. Pero creo que tengo mucho mundo interior.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Comprensión y generosidad.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
En ocasiones. Soy demasiado mayor para decepcionarme por nada.
¿Es usted una persona sincera? 
No. La sinceridad es enemiga de la convivencia.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Pensando.
¿Qué le da más miedo?
La vergüenza.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
El abuso.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Lo soy. No sabría vivir sin la escritura.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Paseo.
¿Sabe cocinar?
Algo, lo suficiente para sobrevivir y disfrutar.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Tolstoi.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Amor.
¿Y la más peligrosa?
Guerra.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Sí. Pero lo superé.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Vivir y dejar vivir. No sé qué nombre tiene.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Poeta.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Prefiero reservármelos.
¿Y sus virtudes?
Creo que la compasión.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Ninguna. Solo sobrevivir.

T. M.