El lector recordará
cómo una novela titulada «El perfume», del alemán Patrick Süskind, se
convertía, hace ya treinta años, en un «best-seller» colosal traducido a más de
cuarenta lenguas. El dato sirve para calibrar la dimensión en su país de su
compatriota Daniel Kehlmann, que con «La medición del mundo» (2005) se
convirtió en el mayor éxito literario después de aquella obra de un asesino
experto en fragancias en el París del siglo XVIII. En el caso de Kehlmann
también se trataba de una novela histórica protagonizada por el naturista y
viajero Alexander von Humboldt y el matemático y astrónomo Carl Friedrich
Gauss, que volvían a verse en el Berlín de 1828 para recordar sus años de
juventud. A su manera, cada uno de ellos pretendía tomar la medida al mundo.
En «F» (traducción
de Helena Cosano), los personajes querrán medir sus vidas, analizándolas para
transformarlas, alrededor de la familia: uno buscando la fama literaria, otro
sólo encontrando la frustración, otro más hundido en lo financiero, el último incapaz
de dirigir bien su fe: efes que articulan un mundo propio, que lo asfixian y lo
hacen incómodo. Por eso Ian McEwan dice que este relato «bordea los borrosos
límites entre lo abstracto y lo real». El mismo autor ha dicho que está
fuertemente influido por el realismo mágico de García Márquez, y los críticos
germanos no tardaron en ligar su obra (ya son ocho publicaciones entre cuentos,
novelas y algún ensayo) con ese concepto tan amplio de «literatura posmoderna».
Si hemos de entender
lo posmoderno como una transgresión de la estructura narrativa, una
experimentación en la que lo disperso y fragmentario dotan al relato de
extrañamiento –que imanta y repele al lector por su grado de dificultad o
desvarío–, «F» reúne cualidades para etiquetarlo así. La historia parte de un
show de un hipnotista al que acude Arthur Friedland con sus tres hijos y que
será el punto de inflexión en las vidas de los cuatro: del padre, que lo
abandona todo para convertirse en escritor, del cura inseguro y obeso Martin,
del experto en economía Eric, del pintor mediocre Iwan. Todo articulado por
medio de seis capítulos, tan desconcertantes como tediosos, tan atractivos como
originales, que guardan cierta independencia, un poco al hilo, pero al revés,
de su último libro en español, «Fama», cuyas narraciones sobre lo que significa
el uso de los teléfonos móviles hoy se podían leer también como una novela.
Publicado en La Razón, 29-I-2015