domingo, 1 de febrero de 2015

Entrevista capotiana a Camila Charry Noriega

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Camila Charry Noriega.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Elegiría mi casa pues el lugar en el que me siento más a gusto y en el que prefiero pasar la mayor parte del tiempo.
¿Prefiere los animales a la gente?
He conocido gente que a veces me hace pensar que hay animales que los superan, como también he conocido personas que superan a cualquier animal. En general quiero mucho a los animales y tengo por ellos sentimientos que los seres humanos muchas veces no me inspiran. Quiero a las mascotas, desde que tengo memoria me han acompañado y conozco su lealtad y su amor incondicional. Creo que todavía nos falta mucho en términos de respeto y consciencia de nuestra cercanía con el resto de los animales.
¿Es usted cruel?
Seguramente lo he sido en algún momento pero sin intención, no creo que sea algo de lo que uno pueda sentirse orgulloso. Así los seres humanos sean la especie más cruel de la naturaleza, pienso que la humanidad debería definirse en término de su distancia con la crueldad.
¿Tiene muchos amigos?
Pocos, como todas las cosas buenas de la vida, estos también vienen en dosis pequeñas. No los veo tanto como quisiera pues desafortunadamente viven lejos. Los conozco hace mucho tiempo y he aprendido a quererlos y respetarlos como son. He conocido recientemente  a algunas personas a las que aprecio mucho y en las que reconozco aquellos gestos que para mí, debe tener una amistad; creo que  de no ser por la distancia, la falta de espacio real para conversar y compartir un poco más, llegarían a ser cercanos, esto a pesar  de creer durante mucho tiempo, que los amigos se hicieron en el pasado y que la personas que llegan suelen  ser  solo conocidos simpáticos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que sean generosos y desinteresados; ver en ellos algo de lo que yo quisiera ser. La lealtad, el respeto, el sentido del humor y la complicidad son esenciales; me gustan las personas que no se toman muy en serio ni se complican, aquellas reales y auténticas que no temen lo que otros   piensen o digan. Como Emerson, creo que un amigo es una persona con  la que se puede pensar en voz alta.   
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Menos que los demás. Siempre que idealizamos a las personas suelen decepcionarnos.  
¿Es usted una persona sincera? 
Puedo serlo, hay personas que lo merecen. Pero en general no somos sinceros ni siquiera con nosotros mismos. Intento ser coherente, que mis palabras y mis actos se dirijan hacia el mismo lugar.  También es cierto que hay cosas que no deben decirse pues no hacen bien y pueden ser innecesarias, así que la sinceridad es también un acto de responsabilidad  con los demás. Desconfío de quien se autoproclama muy sincero y muchas veces confunde la sinceridad con la grosería, gracias a la falta de educación, la intransigencia y la desconsideración.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
No existe mucho el tiempo libre, libre, pero digamos que cuando puedo hacer cosas diferentes a las que usualmente hago y que me gusta hacer, ando en bicicleta, voy a una montaña, un bosque, una laguna,  paseo y veo lo que hace la gente, tomo un vino con los amigos, leo lo que usualmente no puedo leer entre el trabajo y las clases.
¿Qué le da más miedo?
Muchas cosas muy diferentes: los desastres naturales, las enfermedades dolorosas y largas,  las mariposas nocturnas, negras y grandes, perder la vista o el oído, quedar incapacitada físicamente y depender de los demás y entorpecerles la vida.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Más que escandalizar, son cosas que no soporto y no dejan de sorprenderme, por ejemplo la indolencia hacia los animales, el descaro con el que tantos gobiernos pasan por encima de sus pueblos, el extremismo religioso, los actos arbitrios que comente la iglesia,  el abuso de poder en todas sus formas, la autocompasión y otros aparentemente triviales y muy de nuestro tiempo a los que no logro acostumbrarse y creo no poder hacerlo, como la gente que camina atenta a su celular, sin mirar por dónde va, de dónde viene ni a quién estrella.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Hay muchas cosas que me interesan y me hubiera gustado hacer, como ser paleontóloga, estudiar biología  y cantar bien, pero no me imagino una vida diferente a la que llevo y creo que volvería a hacer lo mismo.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Me gusta andar en  bicicleta.
¿Sabe cocinar?
Algunas cosas; soy muy mala para seguir recetas, pero improviso bien.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? 
Posiblemente a María Zambrano o a  Remedios Varo.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Las palabras adquieren sentido en su relación con las otras; pero creo que la palabra vida, con todas sus contradicciones y desesperanzas, contiene las mayores aspiraciones, desde las más efímeras hasta las más profundas. 
¿Y la más peligrosa?
Verdad.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Es imposible negarlo. Los seres humanos pueden despertar en uno las peores cosas, también las mejores. Sin embargo, no creo que sea un sentimiento recomendable y definitivamente no hay que hacerle caso a este tipo de sentimientos.
¿Cuáles son sus tendencias políticas? o creo en los partidos ni en un ideal de sociedad. No tengo tendencias políticas, toda política es despótica y avasallante; suele aprovechar el desconocimiento que la mayoría tenemos sobre esto.  Prefiero los pequeños actos de voluntad individual que buscan el bien común sin recompensa ni reconocimiento.  La red de poder que ejerce  la política termina siempre por degradar a los individuos. Doy valor a todos aquellos actos cotidianos, que son políticos también, y buscan la libertad, ideal o no, esta idea me gusta más.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Un ser capaz de transformarse en cualquier cosa.
¿Cuáles son sus vicios principales?
El cigarrillo y la adrenalina que produce el último minuto en que se hacen las cosas que se han ido aplazando y aplazando y que de pronto son para ya o para mañana.
¿Y sus virtudes?
Así como puedo reconocer rápidamente en  las personas sus intenciones no tan buenas y poco honestas, puedo reconocer en otros aquellas cosas particulares que los hacen especiales y pocas veces ellos suelen ver; con mis estudiantes me pasa mucho y me parece maravilloso que terminen por  verse diferentes, busquen nuevos caminos y confíen en lo que hacen.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Quizá vería a mi familia, a las personas que quiero, a  mis perros, la casa donde crecí.
T. M.