miércoles, 25 de febrero de 2015

Entrevista capotiana a Maximiliano Barrientos

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la «entrevista capotiana» con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Maximiliano Barrientos.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
No puedo estar por mucho tiempo encerrado en un lugar, así que me iría sin importar cuán hermoso sea. Permanecer allí indefinidamente sería el infierno tan temido. Me gusta estar en mi estudio, donde tengo mi biblioteca, pero al cabo de unas seis horas escapo. Eso sí: no podría vivir en un lugar donde no hubiera cerca un bar más o menos decente.
¿Prefiere los animales a la gente?
Prefiero a mi perro, Renzi, un fox terrier de doce años a casi cualquier persona que no sea mi novia, mis amigos y mi familia.
¿Es usted cruel?
Nunca de forma consciente.
¿Tiene muchos amigos?
No.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Sinceridad, inteligencia y un buen aguante para el alcohol.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Con toda seguridad yo los decepciono más a ellos.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí, lo soy.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Depende la urgencia del momento.
¿Qué le da más miedo?
La vejez y las enfermedades degenerativas. La ceguera y sobrevivir a la gente que amo.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La grandilocuencia unida al escaso talento.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Me hubiera gustado ser un luchador de artes marciales mixtas, pero dudo que me hubiera dado el cuerpo.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Camino mucho y corro en bicicleta, aunque no tanto como me gustaría admitir.
¿Sabe cocinar?
No, pero lo intento a veces. Sólo mi novia ha sido víctima de las cosas que preparo.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Nick Diaz. Me parece un luchador increíble con una personalidad compleja y frágil que en las últimas tres luchas no ha estado a la altura de la circunstancia y me ha roto el corazón. Sigo, eso sí, con fe de que volverá a lo que era antes. Me encantaría escribir un perfil sobre él.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Lírico.
¿Y la más peligrosa?
Inexorable.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Nunca.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Siempre voto nulo. Eso en qué me convierte, ¿en un anarquista?
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Cualquier cosa que no tuviera conciencia.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Si hablo de estas cosas públicamente, ¿de qué escribiría?
¿Y sus virtudes?
La obstinación.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Lo más probable es que la cabeza se me llenaría de imágenes banales, cosas sin importancias que hice a lo largo de ese día. Y luego miedo y rabia, y luego nada. Chau.

T. M.