miércoles, 22 de abril de 2015

Entrevista capotiana a Xavier Roca Ferrer

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Xavier Roca Ferrer.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Europa. Y, dentro de Europa, Roma.
¿Prefiere los animales a la gente?
Según cuales. Mme. de Staël decía: Cuanto más conozco a los hombres, más me gustan los perros. A mí también.
¿Es usted cruel?
Creo que no.
¿Tiene muchos amigos?
Los suficientes.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
La inteligencia y el sentido del humor. Suelen ir unidos.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Raras veces. No me vale cualquier cosa.
¿Es usted una persona sincera? 
No soy hipócrita.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leyendo, escribiendo, escuchando música, viajando...
¿Qué le da más miedo?
Tener que vivir la muerte de un ser querido.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
El fanatismo en todas sus formas.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Música.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Nadar.
¿Sabe cocinar?
Lo justo para no morirme de hambre.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
El escritor checo Bohumil Hrabal, el Joyce centroeuropeo, y un Premio Nobel que no fue.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Tolerancia.
¿Y la más peligrosa?
Verdad.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Todos los días al leer el periódico.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Liberal dieciochesco.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Tal vez un piano de cola: un Bechstein, por ejemplo.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Hábitos, que no vicios. Ninguno perjudica a nadie, de modo que no cuentan.
¿Y sus virtudes?
La curiosidad y la constancia.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Una famosa escena de la película "Pinocho".


T. M.