jueves, 23 de abril de 2015

Vidas como casas

En el año 2001 Arantxu Zabalbeascoa y Javier Rodríguez Marcos publicaron “Minimalismos”, libro en el que estudiaban la popularización de este término en diferentes artes y que dio origen a una exposición en el Museo Reina Sofía. Era la segunda colaboración entre estos dos periodistas –además: ella historiadora de la arquitectura; él, poeta y crítico literario– después del estupendo “Vidas construidas. Biografías de arquitectos” (1998), que ahora vive una segunda edición revisada. En él, los autores muestran los aspectos más relevantes de veinte arquitectos de muy diferentes épocas, a lo largo de retratos amenos y muy curiosos, pues tras las vidas de estos constructores se esconden extravagancias privadas o relaciones tormentosas.

El listado es jugoso y en él tienen una importancia absoluta los italianos: Brunelleschi, Miguel Ángel, Palladio, Bernini, Borromini y Piranesi, que abarcarían los siglos XIV-XVIII, hasta Giuseppe Terragni con el que se cierra el volumen y que “murió rodando escaleras abajo”. Están los que se cambiaron de nombre –como Le Corbusier–, los que hoy son atracción turística –Gaudí–, los que dejaron su impronta en España –Mies van der Rohe–, algunos no muy conocidos para el gran público –otro italiano, Sant’Elia, el finlandés Aalto, el holandés Van Doesburg–… Pero entre todos ellos, se lleva la palma sin duda Frank Lloyd Wright, que “escribió dos autobiografías y cada una diferente a la anterior”, se casó cuatro veces, tuvo una legión de hijos y un ego, en verdad, de proporciones catedralicias.

Publicado en La Razón, 23-IV-2015