viernes, 23 de octubre de 2015

Entrevista capotiana a D. Hernández de la Fuente

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de David Hernández de la Fuente.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Mi biblioteca, sin duda.
¿Prefiere los animales a la gente?
En absoluto, la gente es el mejor animal de compañía.
¿Es usted cruel?
Sí, es la única manera de escribir ficción que conozco. Para el ensayo en cambio procuro ser muy comprensivo.
¿Tiene muchos amigos?
Los justos. Me gusta pensar que no me hace falta conocer gente nueva, aunque luego resulte que sí.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que no se parezcan mucho a mí.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No.
¿Es usted una persona sincera?
Sí, así lo creo.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Con la familia.
¿Qué le da más miedo?
La familia.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La hipocresía.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Estudiar biología.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Cruzar parques. Poco más.
¿Sabe cocinar?
Sí, y lo disfruto mucho.
Si el Reader's Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Ulises. Creo que no hay otro como él porque en el fondo somos todos.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Viaje.
¿Y la más peligrosa?
Viaje.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Sí.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Soy progresista y conservador.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Mujer, ave, arbusto y pez.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Mis muchos intereses. Y que creo que todos son una y la misma cosa.
¿Y sus virtudes?
No me corresponde a mí decirlo.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Agua que fluye hacia arriba y hacia abajo, todas las cosas que me quedan por hacer y toda la gente de la que debería despedirme.
T. M.