lunes, 2 de noviembre de 2015

Entrevista capotiana a Salvador Navarro

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Salvador Navarro.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Nueva York, es una ciudad donde cabe todo y me fascina.
¿Prefiere los animales a la gente?
No. Con todas sus miserias y grandezas, me quedo con la gente.
¿Es usted cruel?
La crueldad es mi último recurso.
¿Tiene muchos amigos?
Tengo grandes amigos, y siempre ando con la caña de pescar para añadir más.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Sinceridad, alegría, inteligencia, coherencia.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Trato de aprender a no juzgar ni llevar ninguna lista de desengaños.
¿Es usted una persona sincera? 
Soy coherente y tengo sentido común. La sinceridad es básica para mí, pero sin filtros es innecesaria.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Alimentando la mente.
¿Qué le da más miedo?
Dejar de verle sentido a la vida.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La falta de sensibilidad.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Hago mucho de lo que habría hecho para no recriminarme nada en el futuro.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Correr. Pocas cosas tan placenteras como la ducha que viene luego.
¿Sabe cocinar?
Lo poco que sé, lo bordo.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Nelson Mandela sería una buena elección.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Amar.
¿Y la más peligrosa?
Rencor.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
De izquierdas.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Profesor de Filosofía.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Un buen vino entre amigos.
¿Y sus virtudes?
Saber escuchar.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Las de los días soleados con la gente que quise.

T. M.