miércoles, 23 de diciembre de 2015

Entrevista capotiana a Manuel Moreno Díaz

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Manuel Moreno Díaz.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Sin lugar a dudas, Roma, la ciudad en la que mejor muere la luz y en que mejor envejecen los huesos. También lo elegiría como el mejor lugar para morir.
¿Prefiere los animales a la gente?
No, en absoluto. El que diga que los prefiere o es un cínico o es un estúpido.
¿Es usted cruel?
La única persona con la que intento ser aplicada y educadamente cruel soy yo mismo.
¿Tiene muchos amigos?
Sí, creo que tengo bastantes y buenos amigos. He sido muy afortunado con mis amigos, siempre he tenido la incómoda sensación de que incluso tenía más amigos de los que merecía.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
La generosidad, la lealtad y una comprensión infinita ante las faltas de los demás, empezando por las mías propias.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No, incluso muchas veces en que pensaba que me habían decepcionado, era yo quien en realidad estaba fallándoles a ellos.
¿Es usted una persona sincera? 
Digamos que prudentemente sincera, pero también soy muy indulgente con las mentiras que me cuentan y con las que yo digo y me digo.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leyendo, escribiendo, escuchando música y viajando siempre que puedo.
¿Qué le da más miedo?
A lo que le tengo más miedo es al miedo mismo, el miedo que nos hace más esclavos, que ensucia el pasado y empaña el futuro. También le tengo mucho a la decrepitud.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Me escandalizan, y mucho, las desigualdades, la pobreza, la indiferencia general ante el sufrimiento de tanta gente.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Pues más o menos lo que hago, leer, aprender, viajar. Bueno, la verdad, es que me hubiera encantado ser cónsul en Roma o en Alejandría.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Salgo a correr siempre que puedo, mi techo lo tengo en la media maratón.
¿Sabe cocinar?
Modestia aparte, yo diría que cocino razonablemente bien, sobre todo creo que tengo mano con los arroces.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Tampoco tengo dudas al respecto, lo escribiría sobre César Vallejo o sobre Ernst Lubitsch.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Luz, lux, llum lumière, light, luce, licht…en cualquier idioma
¿Y la más peligrosa?
Intolerancia. Siempre es hija de las certezas absolutas.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Jamás le he deseado la muerte a nadie.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Siempre he sido votante de izquierdas.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Me encantaría haber sido diplomático.
¿Cuáles son sus vicios principales?
La pereza, una cierta autocomplacencia, la inconstancia, vamos las típicas de un géminis como yo.
¿Y sus virtudes?
Creo que soy humilde y quiero pensar que soy una persona generosa y amiga de mis amigos.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Creo que vería a mi abuelo llamándome y ofreciéndome un cigarro.

T. M.