Se acaba un año en que uno ha publicado más que nunca. Empezó
el 2015 con mi edición de los Cuentos
fantásticos de Horacio Quiroga (Hermida Editores), y luego le siguieron,
ya en primavera, Alma en las palabras.
Poesía reunida 1990-2010 (Renacimiento) y Antología
poética del suicidio (siglo XX) (Ultramarina Cartonera), ambos presentados
en Sevilla.
Por esas fechas también aparecieron mis ediciones de Luis Palés
Matos Raza y paisaje (Ayuntamiento de
Carmona) y de La gran ciudad de Ring Lardner (La Fuga Ediciones). En verano, La suerte del escritor viajero. Crónicas literarias de Europa y América
(Polibea) y en septiembre al género le daría continuación con Los tres dioses chinos. Un viaje a Pekín,
Xian y Shanghái, desde Nueva York y hasta Hong Kong (Fórcola), ambos presentados en Madrid.
A la vuelta de vacaciones salía a la luz mi edición de Aguafuertes, de Roberto Arlt (Hermida
Editores). En noviembre llegó mi Hildur
–ayer La Razón la reseñaba en un magnífico texto de Jesús Ferrer– en Piel de
Zapa, y durante las fiestas navideñas han llegado ya a mis manos dos ediciones muy
especiales: Observaciones y aforismos de José Balza (Polibea), y Un realismo transversal. Doce cuentos metaliterarios (Artepoética
Press).
Once libros para un año entero, y en verdad que llegaría a la docena si considerase el centenar de textos de crítica literaria y reportajes que aproximadamente tengo la ocasión de publicar en La Razón a lo largo del año. Difícil, por no decir imposible, que se repita algo así en el 2016, pero…