domingo, 20 de diciembre de 2015

Trabajar en lo oscuro

Dietario de percepciones íntimas, serie de apuntes reflexivos en torno a detalles filosóficos, recuento de aforismos o poemas en prosa…, algo de todo es es “La mujer de pie”, otra obra de difícil clasificación de Chantal Maillard. Esta, el año pasado ya había ofrecido un extensísimo libro misceláneo que reunía sus escritos sobre la India a lo largo de veinticinco años, a partir de sus diferentes estancias en Benarés, y este mismo año el libro de poemas de sugerente título “La herida en la lengua”. Así, la poesía, el ensayo, el diario se retroalimentan en la autora de origen belga tan premiada –ya en su libro “Bélgica” seguía en esa senda rompiendo las fronteras entre lo autobiográfico y lo meditativo–, hasta llegar en casos como el presente, toda una apuesta léxica e introspectiva que aleja convencionalismos lectores.

“¡Si pudieseis oírme! / Trabajo en lo oscuro”, dice en el primero de los tres bloques de los que consta la obra. Se diría que Maillard moldea un barro de oscuridad, a tenor de su exploración lingüística frente a todo lo sensitivo que le inspira una escritura fragmentaria, ya sean los últimos momentos de vida de su madre o su abuela, el sonido de la lluvia o el viento, o, con frecuencia, esa conciencia del ser, del estar, de cuerpo y mente que exhalan sus prosas poéticas: “Calculo todos mis gestos. Mido. Anticipo. Gestiono el dolor. / Veo caer la tarde entre los edificios. Tarde espesa. Distancia que se palpa”, se lee en “Desmemoria”, texto en el que el sujeto se convoca, ubicándose en su “aquí”, aunque no sea “aquí donde acontece lo que importa”.

Maillard tiene la habilidad de mostrarse profundamente enigmática mediante un estilo atractivo, si bien su perfil de lector deberá a la fuerza ser muy concreto: aquel poético-filosófico que quiera asistir a la fuerza del lenguaje –por algo dice: “Dar con la palabra adecuada en el discurso siempre me ha parecido una proeza”– y al legado de los pensadores antiguos. 

Publicado en La Razón, 17-XII-2015