jueves, 28 de enero de 2016

Entrevista capotiana a Juan Cobos Wilkins

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Juan Cobos Wilkins.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
En la libertad de los sueños.
¿Prefiere los animales a la gente?
No he convivido con todos los animales, tampoco con la gente toda. A lo mejor está bien quedarse con una mezcla de ambos, por ejemplo, con un centauro o con una sirena.
¿Es usted cruel?
Como abril, en el poema de Eliot.
¿Tiene muchos amigos?
Tengo grandes amigos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que, a la par que nos aceptemos mutuamente como somos, sepamos enderezarnos, orientarnos, enriquecernos y mejorarnos. Y, siendo otro, estar ahí y contigo.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Si eso sucede, me pongo ante el espejo. ¿Quién tira la primera piedra? Además, la amistad es entregar sin solicitar a cambio. 
¿Es usted una persona sincera?
Sí, pero soy escritor. Y la primera antología de mi obra se titula “La imaginación pervertida”.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Enamorándome.
¿Qué le da más miedo?
La orfandad de los sentimientos, el desamparo de las emociones.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
El injusto desequilibrio de este jodido mundo, ahíto de desigualdad en tantos ámbitos, incluidos los más elementales y básicos. Y la pasividad ante esto, la falta de voluntad y esfuerzo para solucionarlo.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Trabajar directamente la tierra y las plantas con mis manos, ser jardinero.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Pedaleo, y camino mucho y vuelo más.
¿Sabe cocinar?
Y bastante bien.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Me lo inventaría.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Dos que son una: madre, padre.
¿Y la más peligrosa?
Poder. Pero, curiosamente, según se usen y se vivan, pueden resultar peligrosas palabras como amor, esperanza, fe, verdad, mañana…
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Es un trabajazo el ponerse a planificar, tenerlo todito estudiado a la perfección, elaborado hasta el último y más nimio detalle…, ¿se merece el elemento a eliminar que le dediquemos tanto tiempo nuestro, tal esfuerzo…  ¡uf, qué cansancio y qué pereza! Bah, ya lo atropellarán en un paso de cebra…  
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Dijo Federico García Lorca: “Yo siempre seré partidario de los que no tienen nada y hasta la tranquilidad de la nada se les niega”. Ahí estoy.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Luz.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Es que no sé muy bien qué se entiende por vicio…. Si me atengo a lo clásico establecido, respondería que la falta de paciencia.
¿Y sus virtudes?
Si alguna poseo, me abandonaría al nombrarla.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Unos brazos tendidos hacia mí.

T. M.