Visión del mar desde Reikiavik
Si el penúltimo
día del año pasado, Jesús Ferrer reseñaba de manera fantástica Hildur –artículo “Entre cuerdas y teclas”– en La Razón, ahora tengo el
inmenso placer de destacar otra lectura de una meticulosidad y hondura en verdad
emocionantes, que ha incidido en los elementos más importantes de mi novela de
forma ejemplar.
La firma Alejandro Gamero, a quien no tengo el gusto de conocer, en su blog La Piedra de Sísifo. Un texto el suyo maravilloso que justifica cómo uno se dio por entero a Hildur y Hans, siendo Hildur y Hans; lo mismo que me suscitó otra reseña (ya comentada aquí), en el blog Varado en la Llanura, de Gerardo Vázquez, igualmente profunda e increíblemente sensible, tanto en lo literario como en lo musical que exhala mi libro.
La firma Alejandro Gamero, a quien no tengo el gusto de conocer, en su blog La Piedra de Sísifo. Un texto el suyo maravilloso que justifica cómo uno se dio por entero a Hildur y Hans, siendo Hildur y Hans; lo mismo que me suscitó otra reseña (ya comentada aquí), en el blog Varado en la Llanura, de Gerardo Vázquez, igualmente profunda e increíblemente sensible, tanto en lo literario como en lo musical que exhala mi libro.