domingo, 14 de febrero de 2016

Entrevista capotiana a Enrique López Viejo

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Enrique López Viejo.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? 
Un lugar con cuatro estaciones, con más invierno que verano. Esto es lo normal, en el Hemisferio Norte. Pero a fuer de ser un punto exagerado y snob, diría como Thomas de Quincey, un lugar de clima ruso o canadiense, rodeado de nieve y libros.
¿Prefiere los animales a la gente?
No. No porque tenga especial predilección por el ser humano, pero hay animales que me gustan y otros que me horrorizan. Igualmente, con los humanos, no soy de los que piensan que todos somos iguales, o que el hombre en esencia es bueno y, en consecuencia, hay gente que me importa nada.
¿Es usted cruel?
No, la crueldad es grosera y grotesca, no divierte especialmente y la considero una patología moral.
¿Tiene muchos amigos?
Sí, puedo decir que sí. Es algo de lo que estoy orgulloso. Además, durante decenios me he dedicado a las Relaciones Públicas y he podido practicar la verdadera amistad. Creo en ella  y tengo muy buenas experiencias al respecto, hoy es el día que obtengo grandes satisfacciones al respecto.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Lo que todos, inteligencia, bonhomía, lealtad… humor, diversión…
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Los de verdad, raramente.
¿Es usted una persona sincera?
Sí. No necesito del engaño ni de la mentira. Soy bastante libre. De la dramaturgia sólo me interesa la comedia.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
En leer y escribir. Tal cual. He viajado y navegado lo suficiente, pero ahora no estoy en condiciones, lo que me tiene bastante fastidiado. Parte de mi vida la viviría on the road.
¿Qué le da más miedo?
El rumbo de mi enfermedad.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Sí que hay cosas que me escandalizan, principalmente la mala educación, la maledicencia y –como a muchos– la corrupción.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Viajar y estudiar más historia y geografía. Las mujeres me gustan mucho, (Casanova me parece un estupendo).
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
No. Nunca me interesó el deporte.
¿Sabe cocinar?
Algo.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Augusto el Fuerte, Rey de Polonia, Gran Duque de Lituania y Príncipe elector sajón, un encantador déspota dieciochesco.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Puedo parecer un cursi, pero a la palabra que doy más valor es amor, también el honor, un concepto que está desafortunadamente en desuso.
¿Y la más peligrosa?
El odio, el rencor, la envidia…
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Claro, a muchos. Cuanta más gente conoces, más percibes la mucha idiotez  y tanta perversidad como los humanos tienen. Millones de humanos no tendrían ni que estar cerca, ni que existir. Hay mucha basura con morfología de homo sapiens.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Soy anti moderno. Afirmando lo de todos, que la democracia es lo menos malo, preferiría una política y gobierno de las élites, del puro “aristos” tal como se concibió sin gran éxito por nuestros ancestros civilizadores. Siendo hijo de la Razón, me horrorizan las consecuencias del desarrollo político del Materialismo Histórico. Nunca me creí que todos seamos iguales, y no me gusta que nadie decida por mí. Odio a los salva patrias, odio a quienes en aras de la fraternidad, la igualdad y milongas parecidas buscan su gloria personal.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Bombero desde luego que no, torero tampoco. Por decir una gracia, me encantaría ser querube o modelo de Victoria´s Secret, algo así, unos y otras lo tienen que pasar bomba. Lo sé.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Los he tenido todos. Los tengo todos. Algunos puedo seguir practicándolos, casi todos no… al respecto de ello, soy víctima de mi enfermedad.
¿Y sus virtudes?
Que lo digan otros. Soy simpático, era muy gracioso, muy inquieto. Fiel y leal, pero esto no se debe decir. Ya sabemos de filántropos y altruistas…No tengo demasiadas virtudes, em ello soy un tipo bastante normalito.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Evitar cantos de sirena y sumergirme con nereidas o con ondinas y que sea lo que los dioses (sean Poseidón o Neptuno en la circunstancia que me presenta), quieran. No me apetece morir ahogado.

T. M.