miércoles, 9 de marzo de 2016

Entrevista capotiana a Javier Vicedo Alós

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Javier Vicedo Alós.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Elegiría vivir en mi conciencia, el único lugar donde siempre puedo imaginar cómo es vivir en cualquier otro lugar.
 ¿Prefiere los animales a la gente?
Los animales también son crueles y sucios -aunque ellos no entiendan el significado de esos conceptos ni les conciernan en cuanto que son conceptos humanos-. Así que no prefiero en general ninguna especie. Prefiero siempre entes aislados: alguna persona, algún gato…
¿Es usted cruel?
Puedo serlo y lo soy con cierta frecuencia. También conmigo mismo.
¿Tiene muchos amigos?
Más de los que merezco.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que no juzguen, que si les permites acceder a tus miserias sea para que te acompañen.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
¿Quién no resulta decepcionante? Nadie me decepciona con tanta frecuencia como yo mismo.
¿Es usted una persona sincera? 
Creo en la mentira como sistema de convivencia humana.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Pensando en los efectos del tiempo sobre mi vida.
¿Qué le da más miedo?
Las muñecas de porcelana.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Me escandaliza que un chico que le pega patadas a un balón de fútbol pueda cobrar veinte millones de euros al año en el mismo planeta donde gente se muere de hambre. Pero me escandaliza sobre todo formar parte de eso y no hacer nada. Me escandaliza la capacidad que tenemos para conformarnos y no mirar más allá de nuestra realidad inmediata. 
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Vivir sin llevar una vida creativa. La vida creativa no es ninguna salvación ante nada. De hecho, eso de "la vida creativa" me hace arquear una ceja. ¿Qué es llevar una vida creativa? ¿No es la vida misma un acto de creatividad? Es decir, ¿no estamos todos obligados a ser creativos con nuestra vida? Y por otro lado, yo escribo para intentar estar bien conmigo mismo, si no escribiera supongo que correría, haría puzzles o me entretendría con cualquier otra actividad rutinaria y terapéutica.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí, nado. Por eso de la terapia...
¿Sabe cocinar?
Cocinar es tiempo y yo no sé organizar mi tiempo. Aun así alguna vez soy capaz de salir de la dieta del arroz y el pollo.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Giordano Bruno.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Ahora.
¿Y la más peligrosa?
Esperanza.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
“El querer matar a alguien” es una noble disciplina que no debe abandonarse mientras uno se mantenga sano mentalmente.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Las que considero que procuran hacerse cargo de los problemas de la mayoría. Las ideologías que no renuncian a la dimensión utópica, aquellas que creen aún que el hombre puede ser un poco mejor.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Unamuno se enfadaría mucho con esta pregunta.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Hacer mi vida un poco más complicada de lo que realmente es.
¿Y sus virtudes?
Ser consciente de mis vicios.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Belleza, mucha belleza. As I was moving ahead occasionally I saw brief glimpses of beauty.

T. M.