En 1972, Truman Capote publicó un original texto que
venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros
ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con
astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus
frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman
la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de
la vida, de Juan José Rosado.
Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Granada, es pueblo y ciudad. Y además contiene un gran castillo y un bosque
frondoso para imaginar mejor. Por si lo dicho fuera poco, también me lanzo a
decir que Granada es una ciudad en la que la cultura se nota en la calle y ha
parido a algunos de los más grandes heterodoxos del siglo XX.
¿Prefiere los animales a la gente?
Prefiero la gente que no son animales.
¿Es usted cruel?
No, de momento.
¿Tiene muchos amigos?
No, tengo pocos.
Por eso siempre he envidiado a Roberto Carlos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Sentirme a gusto conversando con ellos. Si no se da esta condición no puede
crecer la amistad.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Me han decepcionado algunas
personas. Al final te haces a la idea de que la decepción forma parte de la
vida y lo asumes.
¿Es usted una persona sincera?
Lo justo y necesario. Está
demostrado que la sinceridad militante ocasiona problemas de convivencia.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Despreocupado.
¿Qué le da más miedo?
La cantidad tan grande de
imbéciles que hay. Son tantos que ya conforman corrientes de opinión
influyentes.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le
escandalice?
El cinismo y la ignorancia orgullosa de serlo.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida
creativa, ¿qué habría hecho?
Pintar, de hecho de vez en
cuando cojo los pinceles.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
La gimnasia acuática. Avanzar por el agua como el protagonista de
Apocalypse Now tiene algo perturbador que engancha.
¿Sabe cocinar?
Tengo formación en la cocina de estudiante universitario, y poco más. Mis
mejillones al vapor son muy celebrados.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un
personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Como soy un admirador de Salinger, elegiría a Holden Caulfield.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de
esperanza?
No se trata de elegir palabras valiosas sino más bien de no desvirtuar su
uso.
¿Y la más peligrosa?
Me preocupa mucho más que
las palabras peligrosas se disfracen con eufemismos.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No, pero sí he tenido que idear un crimen concienzudamente para escribirlo.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Si me lo permites, me voy a
inventar mi tendencia: perplejo. Pienso como casi todo el mundo que la política debe servir para desarrollar
una sociedad más justa (en la medida de lo posible), y la diferencia de
bastantes políticos entre lo que afirman y lo que se proponen me deja, eso, perplejo.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Paseante, si fuera una profesión claro está. Caminar es lo que más me gusta
hacer.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Son tan prosaicos que me da vergüenza decirlos.
¿Y sus virtudes?
Lo mismo que en la pregunta anterior.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del
esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Te habría agradecido que la
entrevista tuviera una pregunta tipo final feliz. Para tener malos pensamientos
ya está la realidad y la literatura.
T. M.