domingo, 10 de abril de 2016

Entrevista capotiana a Margarita García Robayo

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Margarita García Robayo.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Un supermercado.
¿Prefiere los animales a la gente?
La gente.
¿Es usted cruel?
Solo conmigo.
¿Tiene muchos amigos?
No.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que me soporten.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No.
¿Es usted una persona sincera? 
Según quién.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Desconozco el concepto, para mi todo el tiempo es libre.
¿Qué le da más miedo?
El exceso de velocidad.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
El ruido –en cualquiera de sus formas.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Una fortuna que permitiera vivir de rentas.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí.
¿Sabe cocinar?
Algo.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Seguramente alguno que pueda inventarme.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Sueño (en el sentido literal de apoyar la cabeza en una almohada, cerrar los ojos y dormir).
¿Y la más peligrosa?
¿Twitter?
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Cualquiera me tildaría “de centro” porque me gusta el orden, la transparencia, las reglas equitativas, la libertad y la preocupación desde cualquier institución o gobierno por el espacio público. Nada de eso se cumple en ninguno de nuestros países, con lo cual mis tendencias políticas son, más bien, una burda expresión de deseo.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Un país ordenado.
¿Cuáles son sus vicios principales?
El ocio, y todo lo que le quepa dentro.
¿Y sus virtudes?
Misma respuesta.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Supongo que la de un salvavidas.

T. M.