martes, 18 de octubre de 2016

Entrevista capotiana a Rocío Arana

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Rocío Arana.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Está claro: en mi casa, con una buena biblioteca,  un ordenador con acceso a internet y la nevera llena de chocolate y cocacola, ¿qué más quiero?
¿Prefiere los animales a la gente?
Si el animal es una ardilla y la persona es Hitler, sí.
¿Es usted cruel?
Terriblemente cruel, como dijo Leiva.
¿Tiene muchos amigos?
Cinco, uno para cada dedo de la mano.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Una casa espaciosa, un cañón para ver cine y una nevera llena de phoskitos y caviar.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Es muy difícil tener caviar hoy en día, por lo tanto sí.
¿Es usted una persona sincera? 
El que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Escuchando música de José Luis Perales.
¿Qué le da más miedo?
Que el cielo caiga sobre nuestras cabezas.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
“Oh Dios, si es que hay Dios, salva mi alma, si es que hay un alma”.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Dedicarme a la farándula, ya soy Doctora en Ciencias del Espectáculo.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
El trompo.
¿Sabe cocinar?
Sé quemar la comida.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Probablemente, a Espinete.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Aquí habría que decir algo así como “amor” o “niño”.
¿Y la más peligrosa?
Supongo que muchos pensarían que también, “amor” o “niño”.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Lo estoy sopesando.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Tienden hacia el perfecto centro.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Un vaso (que es un vaso) o un plato (que es un plato).
¿Cuáles son sus vicios principales?
Ronco por las noches.
¿Y sus virtudes?
Soy seria como un ciprés.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Mis seres queridos diciendo adiós con la manita y un ciprés, que siempre queda mono y tiene mucha simbología.

T. M.