lunes, 17 de octubre de 2016

Marcos Chicot. La motivación de un padre


Hace cuatro octubres, Marcos Chicot quedaba entre los diez finalistas del premio Planeta con «El asesinato de Pitágoras»; no conseguiría el galardón, pero él mismo sabía que su novela tenía tan fuerte potencial que sus esfuerzos por divulgarla, aunque en «e-book», obtuvieron pocos meses después un resultado fabuloso. Este madrileño nacido en 1971 conseguiría ser el autor en español más vendido del mundo durante 2013-2016. La obra, con la que el lector podía viajar a la antigua Grecia para conocer cómo en el entorno del filósofo y matemático sucedían una serie de crímenes que un par de investigadores debían afrontar peligrosamente, tenía además una historia familiar detrás realmente emocionante.

Para ello hay que mencionar la vida privada de Chicot, un licenciado en Psicología Clínica, Psicología Laboral y Económicas que está casado y tiene dos hijos. Un detalle este último que aquí tiene una trascendencia absoluta: su hija Lucía (2009) tiene síndrome de Down. Para protegerla de cara al futuro, cuando él ya no estuviera, lo dejó todo para consagrarse a la literatura, convencido de que no sólo debía escribir la mejor novela posible, sino que ello sería «un proyecto de vida», según sus propias palabras. Y a fe que lo logró, pues tuvo tal éxito en internet que le lloverían las ofertas para que apareciera en formato tradicional.

Antes de «El asesinato de Pitágoras», Chicot había escrito «Óscar» (1997) y «Diario de Gordon» (1998), que ganaría el Premio de Novela Francisco Umbral y que presentaba uno de esos personajes tan desquiciantes como simpáticos; así, su protagonista, al que siempre le movía un anhelo justiciero, se iba de vacaciones, dándose todo tipo de situaciones grotescas y delirantes. Después, en 2014, le llegaría el turno a «La hermandad», que narra cómo tres investigadores del cerebro se conocen a través de una organización de superdotados y se va descubriendo el misterio que esconde un símbolo maligno aparecido en un pergamino. De esta manera, Chicot ha hecho del humor y del «thriller» de tinte histórico sus señas de identidad literarias, con una determinación insuperable y la mejor de las motivaciones: la que despierta un hijo.

Publicado en La Razón, 16-X-2016