Recupero
aquí, con el lema latino ubi sunt
(dónde están), una serie de reseñas que publiqué hace unos veinte años
en la revista Quimera.
Verano es la primera novela de Kalman Barsy que se edita en España. Su nacimiento en Hungría en 1942 fue meramente accidental, ya que muy pronto marchó a la Argentina, y desde allí comenzó una larga serie de viajes por el continente hasta desembarcar en Puerto Rico, donde ejerce de profesor de Letras. Barsy comenzó a publicar en 1982, cuando le fue concedido el Premio Casa de las Américas por su libro de relatos Del nacimiento de la isla de Boriken y otros maravillosos sujetos. A esta obra le han seguido otros libros de cuentos y ensayos, además de esta su segunda novela, ambientada en una playa argentina donde se recrea la vida cotidiana de un grupo de guardacostas durante la estación estival.
El argumento es mínimo, pero la narración adquiere un ritmo claramente ascendente mediante su hilo conductor: la incorporación de un joven huérfano y solitario al singular mundo de los nadadores que se cuidan de la seguridad de los bañistas. A partir de aquí se glosa el mundo marítimo desde diferentes perspectivas: el mar como proyección lírica de los sentimientos del protagonista -llamado Cacho-, como reto ante el peligro, y también como fondo de todos los numerosos diálogos que agilizan brillantemente el discurso narrativo, siempre escueto y conciso; una prosa poetizada que entronca con un lenguaje muy local en boca de los vigilantes playeros, seres definidos solo por sus acciones, de agitada vida nocturna y sexual. Al contrario de todos ellos, Cacho sí que experimenta una verdadera historia de amor, un encuentro simple pero sin semejanzas obvias, una historia que se hace esperar, genialmente dosificada con un erotismo exquisito, salvaje y tierno al mismo tiempo, que dota al texto de un poderoso atractivo.