martes, 15 de noviembre de 2016

Entrevista capotiana a Mercedes de Pablos

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Mercedes de Pablos.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Un zoco.
¿Prefiere los animales a la gente?
No.
¿Es usted cruel?
No.
¿Tiene muchos amigos?
Algunos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Generosidad.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Menos que yo misma.
¿Es usted una persona sincera? 
Casi siempre.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leer, hablar, oír.
¿Qué le da más miedo?
El aburrimiento.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La ley del embudo.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Tener un hotel.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Pasear, y poco.
¿Sabe cocinar?
Sí, y bien.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Cortázar.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Voluntad.
¿Y la más peligrosa?
Voluntad.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Que ocurriera sí, no con mis manos.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Justicia y libertad: socialdemocracia.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Esta pregunta está repetida, creo.
¿Cuáles son sus vicios principales?
La memoria. Y el tabaco.
¿Y sus virtudes?
La compasión y el orgullo.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Personas a las que amo: Matilde, Tomás y...

T. M.