jueves, 29 de diciembre de 2016

Entrevista capotiana a Carmen Posadas

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Carmen Posadas.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Mi casa. A lo largo de los años he conseguido convertirla en el refugio ideal.
¿Prefiere los animales a la gente?
Prefiero a la gente. Soy optimista irredenta creo en ello.
¿Es usted cruel?
Intento no serlo. No soy de esas personas que se creen miríficas y buenísimas.
¿Tiene muchos amigos?
Ahora sí. Durante años he sido una persona muy solitaria. Aún lo soy, pero un poco más sociable.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
La lealtad.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Si uno sabe qué puede esperar de cada amigo, la gente no falla. Pero no se puede pedir peras al olmo.
¿Es usted una persona sincera? 
Tengo una tendencia a decir siempre la verdad. Pero no estoy segura de que sea una gran virtud.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Mi plan ideal es… no tener NADA que hacer, qué lujo.
¿Qué le da más miedo?
Una vejez larga, enferma y olvidada.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Me escandalizo poco, pero hay muchas cosas que me entristecen.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Solo sirvo para esto. De no ser escritor podría haber sido taxista. Me encanta conducir y también que los desconocidos me cuenten sus historias y luego se bajen del coche y desaparezcan.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Hago una mini tablita de gimnasia todos los días. No soy muy heroica, pero sí muy constante.
¿Sabe cocinar?
En mi primer matrimonio era muy cocinitas. Ahora tengo una cocinera estupenda así que me dedico a ensayar con ella recetas.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Cesar Borgia. Me encantan los malvados y si son guapos, más.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
“Sí”. Ya hay demasiados noes en nuestras vidas.
¿Y la más peligrosa?
“Amor.” Cuántos crímenes se comenten en su nombre.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
¡Muchas! La virtud no está en carecer de bajos instintos sino en saber domeñarlos.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Cada vez estoy más desengañada de la política.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Cantante de ópera. María Callas a ser posible.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Mi gran pecado capital es la pereza.
¿Y sus virtudes?
Soy muy disciplinada, precisamente para luchar contra mi irredenta pereza.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
No creo que estuviera yo en situación de pensar o filosofar sobre nada en esa horrible eventualidad.

T. M.