lunes, 6 de febrero de 2017

Ubi sunt: "Un etnólogo en el teatro", de Joan Frigol

Recupero aquí, con el lema latino ubi sunt (dónde están), una serie de reseñas que publiqué hace unos veinte años en la revista Quimera.


A Federico García Lorca se le estudia de todas las maneras posibles, desde todos los planos críticos y mediante cualquier corriente o disciplina, ya sea estrictamente filológica o pertenezca al campo psicológico, histórico o antropológico. En esta ocasión es la etnología la que se aproxima al trasfondo humano de cuatro obras lorquianas, las que significan su plenitud como autor teatral, estas son: Bodas de sangre (1933), Yerma (1934), Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1935), y La casa de Bernarda Alba (escrita en 1936, pero representada en Buenos Aires en 1945).

El profesor Joan Frigol‚ experto estudioso en clasificar a los grupos humanos siguiendo criterios culturales, étnicos, raciales y lingüísticos, especialmente en la parte sudeste del Mediterráneo peninsular, realiza aquí la complicada tarea de conectar la conducta de los personajes de estas obras con el contexto sociocultural que existía en los años treinta en España.

El análisis, demasiado sintético para un lector no familiarizado con este tipo de incursiones tan específicas, requiere del agradecido inconveniente de leer atentamente estos cuatro destinos trágicos: amores marcados por la esterilidad donde la mujer siempre expresa su frustración vital. García Lorca reivindicaba así la condición femenina en la sociedad tradicional, claramente marginada y condenada a servir al marido desde muy joven.

Tras unas experiencias vanguardistas influidas por Buñuel y Dalí, que le llevaron a diseñar un teatro difícil, incluso irrepresentable, según su propia confesión, y coincidiendo con una crisis personal a su regreso de América, el poeta daría un giro decisivo hacia un camino propio, se volvería más riguroso estéticamente y sus argumentos alcanzarían un gran alcance popular. Su literatura es una espléndida excusa para investigar la etnografía andaluza. La propuesta es valiente: ¿hasta qué punto su teatro es reflejo de la sociedad en la que vive? A ello responde este ensayo.