miércoles, 22 de marzo de 2017

Entrevista capotiana a Alfredo Rodríguez

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Alfredo Rodríguez.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Sin duda un lugar en el Mediterráneo. Ibiza, por ejemplo. Sí, viviría siempre en una buena casa del Dalt Vila con vistas al puerto.
¿Prefiere los animales a la gente?
No. No soy mucho de animales.
¿Es usted cruel?
Pues creo que no.
¿Tiene muchos amigos?
No. Pocos. Y con los años cada vez menos. Mi padre solía decirme: ‘Amistad con todo el mundo, confianza con nadie’.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Fundamentalmente que respeten a quien piensa de forma diferente.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Alguna vez. Pero no recuerdo nada especialmente grave.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí, eso sí. No sé mentir. Se me nota enseguida.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Oscuridad, música de adagios venecianos de fondo, un flexo y un libro que me emocione.
¿Qué le da más miedo?
El dolor, la enfermedad.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La ignorancia que se regodea en sí misma y se mofa de la Cultura.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Seguramente un triste abogado.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Trekking y chi-kung, si es que esto último puede considerarse ejercicio físico.
¿Sabe cocinar?
No, nada de nada. Hago la compra, pongo la mesa y la recojo, friego baños, hago camas, pongo lavadoras, tiendo y recojo. Pero nada de planchar ni de cocinar.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Sin duda, al poeta José María Álvarez.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Vacuna contra el cáncer.
¿Y la más peligrosa?
Ignorancia unida a Poder.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Matar no, hombre, pero dar un par de collejas sí, muchas veces.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Buff… eso no se lo cuento ni a mi mujer.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Sin duda, un cantante de rock (de rock del bueno).
¿Cuáles son sus vicios principales?
La cerveza. De todas las marcas, aunque últimamente me ha dado por las alemanas.
¿Y sus virtudes?
Pues no sé, nunca lo había pensado. ¿La constancia?, ¿el orden?, ¿eso son virtudes?
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
La cara de mi hijo.

T. M.