viernes, 12 de enero de 2018

Entrevista capotiana a Javier Pérez Barricarte

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Javier Pérez Barricarte.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
El mundo. No vayas a pensar que es una respuesta demasiado grande, tómalo con sus proporciones. De todas maneras, siempre se sale de los lugares, no solo por la cabeza, ni Pessoa aguantó toda su vida en Lisboa.
¿Prefiere los animales a la gente?
¿La gente no somos animales? La verdad es que trato con muchas más personas que animales, así que soy bastante imparcial en el juicio. Yo diría que las personas me han dado más, por ejemplo el idioma.
¿Es usted cruel?
Claro, como todo el mundo. Hay un tipo de crueldad que no podemos ver, que no tenemos delante porque la borramos para poder existir. Los ahogados en el Mediterráneo, los que han cosido tu pantalón, lo que han soportado nuestros deshechos tecnológicos. Somos nosotros, pero es una crueldad que no queremos ver como algo personal. Yo no la haría, nos decimos, pero es nosotros quien la hace.
¿Tiene muchos amigos?
No, desde luego que no. No es fácil sostener verdaderas amistades durante muchísimo tiepmo.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
La verdad es que  nunca me lo he planteado. Suelo pensar que el afecto de los amigos se crea, pero si tengo que encuadrar, te lo digo. Lealtad, generosidad y que me produzcan respeto. Las tres cualidades pueden ser de cualquier tipo.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No. A un amigo se le conoce, sobre todo en lo que te decepciona.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí, que es la respuesta de los mentirosos.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leyendo. O viendo cine. O contemplando. Según me dé. Por lo general, debido a mi estado económico, paso mi tiempo libre trabajando, porque lo demás es comer, dormir y escribir.
¿Qué le da más miedo?
Tres cosas. La incoherencia. La falta de respeto por el otro (animales incluidos). El trabajo en serie.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
No sé, el escándalo es siempre banal, ¿no? Como una moda, como una obligación del grupo para decir que perteneces o que no. El escándalo es una llave que ponen los temas en común. Por eso es curioso que haya gente que viva del escándalo, son como víctimas propiciatorias: construyen a los grupos. Me cuesta mucho pertenecer a los grupos, quizá eso sea lo que me distancia del escándalo.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
No he decidido ser escritor. Se me ha impuesto por azar. Si no garrabateara páginas supongo que trabajaría, como todo el mundo.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí, hago ejercicios de fuerza. Calistenia, que es como hacer sentadillas y flexiones y hacer fuerza sin utilizar ni pesas ni aparatos. Además ahora estoy probando Chikung, con un profesor muy interesante.
¿Sabe cocinar?
Sí, cocinar es un arte. Me encanta. Es el camino de unión a mis amigos, a mi pareja, a mi situación. Un ahora constante que no deja de pedir adhesión.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Gengis Khan. Vamos, no lo dudaría un segundo. Si no, hay muchísimos que me interesan, pero como Temujín, pocos.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Veremos.
¿Y la más peligrosa?
Tranquilo.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Pues la verdad es que no. ¿debería?
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Bueno, la verdad es que solemos considerar palabras que se han resbalado. 'Política' es una, como 'democracia' o 'libertad'. No tengo tendencias políticas, tengo convicciones vitales. No puedo pensar en situaciones sin futuro. No puedo anteponer mi código postal a cualquier otro. No tiene sentido el pan sin alma y el alma sin pan. No hay posibilidad de crecer sin alegrías y no hay alegría que dure si no creces. Se puede ayudar, uno ayuda siempre con la palabra e intentando hacerse leer. La poesía es una convicción y la escritura, su gesto.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Una turritopsis nutricula. Una medusa que se regenera y puede ser inmortal... no! Una de esas bacterias que viven del PVC en las fábricas de Japón... no, espera! Un chambelán en los prostíbulos donde tocó Mozart... nonono! El primer vaporcillo de azufre de las fosas marianas... No, este y acabo...
¿Cuáles son sus vicios principales?
Inconfesables, desde luego.
¿Y sus virtudes?
¿Mis virtudes? Están en busca y captura.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
La turritopsis nutricula...

T. M.