viernes, 9 de febrero de 2018

Entrevista capotiana a Eduardo Verdú


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Eduardo Verdú.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Un anuncio de Hugo Boss.
¿Prefiere los animales a la gente?
Depende de qué animales y de qué gente, pero antes de intimar me inclino más hacia los animales.
¿Es usted cruel?
En absoluto.
¿Tiene muchos amigos?
Nunca he echado de menos tener más ni he sentido la tentación de desprenderme de ninguno. Así que supongo que tengo los amigos justos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que me lleven en su coche al aeropuerto.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
A veces me decepciona su pereza para quedar. Pero son buenos tipos.
¿Es usted una persona sincera? 
Al 98%.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Escribiendo, haciendo música, con mis amigos si se dignan a quedar, o con mi mujer haciendo cualquier cosa de este mundo o del otro.
¿Qué le da más miedo?
La muerte de aquellos a quienes quiero.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
El puritanismo, lo políticamente correcto, el feminazismo.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Ser relaciones públicas de un sitio con muchas luces.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Desde que me rompí los ligamentos hace cuatro años jugando al fútbol me limito a hacer el ridículo sobre la elíptica del gimnasio (en más de una ocasión he pedaleado hacia atrás sin darme cuenta).
¿Sabe cocinar?
No. Sólo soy bueno haciendo sofritos para la pasta, gazpacho y canapés.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Lutz Eigendorf.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Mañana.
¿Y la más peligrosa?
Nunca.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
A mí mismo.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
A la izquierda pero pisando la línea del carril central.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Una rockstar.
¿Cuáles son sus vicios principales?
La comida y la familia.
¿Y sus virtudes?
Ahora no se me ocurre nada.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Los instantes anteriores a semejante pesadilla y la fantasía de recuperarlos cuanto antes.
T. M.