En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de José Luis Téllez.
Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
He vivido en diferentes lugares, pero al final siempre he
vuelto a Madrid, a la misma casa en donde nací, que es donde vivo desde hace ya
más de veinte años y en la que espero poder morir tranquilamente cuando llegue
el momento.
¿Prefiere los animales a
la gente?
No. Con la gente se puede hablar y a los animales se les
puede hablar, pero no pueden contestar. Lo que no quiere decir que en los
animales no haya algo misterioso y fascinante que raramente encuentra uno en
los hombres: su modo de habitar el presente, su modo de instalarse naturalmente
en la eternidad.
¿Es usted cruel?
Yo creo que no, pero eso debiera preguntárselo a las
personas que han vivido conmigo, yo no puedo, legítimamente, responder.
¿Tiene muchos amigos?
Bastantes y muy buenos. En este sentido soy muy afortunado.
¿Qué cualidades busca en
sus amigos?
Poder compartir gustos e ideas, sinceridad, honradez,
generosidad.
¿Suelen decepcionarle
sus amigos?
En sentido general, no. Otra cuestión es que, en algún
momento pueda descubrir en alguno de ellos actitudes que no comparta.
¿Es usted una persona
sincera?
Hago lo posible por serlo, pero es algo muy difícil de
conseguir, porque constantemente estamos inventando racionalizaciones de
nuestra conducta y al final ya no es tan sencillo distinguir la verdad.
¿Cómo prefiere ocupar su
tiempo libre?
Venturosamente, ya todo mi tiempo es libre porque me jubilé
hace 14 años. Ahora trabajo tanto o más que antes, pero ya no tengo necesidad
de vender mi tiempo como una mercancía para poder subsistir. Escribo, leo,
paseo, veo a mis amigos, viajo, veo cine y televisión, asisto a conciertos y a
óperas.
¿Qué le da más miedo?
El dolor físico. La decrepitud.
¿Qué le escandaliza, si
es que hay algo que le escandalice?
Me
escandaliza la jactancia de ciertos políticos y de ciertas gentes que ocupan
puestos decisorios en nuestra sociedad, me escandaliza su soberbia, su
indecencia y, sobre todo, su desprecio por la belleza, por la justicia y por el
conocimiento. Me escandaliza su modo de fomentar la ignorancia y la estupidez
en los restantes ciudadanos.
Si no hubiera decidido
ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Yo no soy escritor, solamente soy un aficionado a la música
y a las bellas artes que, ocasionalmente, escribe artículos y cuentos y que se
ha ganado la vida como locutor en la radio y la televisión. Ser un escritor
profesional es algo mucho más serio que lo que yo hago.
¿Practica algún tipo de
ejercicio físico?
Paseo todos los días una hora, más o menos. En mis años
mozos fui nadador. Federado.
¿Sabe cocinar?
Soy capaz de apañármelas en la cocina, pero no es algo que
me entusiasme especialmente, aunque puedo preparar muy correctamente un besugo
al horno (a la madrileña), un goulash o una carbonade flamande. Y por supuesto, la tortilla de patatas.
Si el Reader’s
Digest
le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable»,
¿a quién elegiría?
A Johann Sebastian Bach.
¿Cuál es, en cualquier
idioma, la palabra más llena de esperanza?
Curiosidad.
¿Y la más peligrosa?
Amor. Es increíble la cantidad de canalladas que pueden llegar a
realizarse invocando su nombre. Fe
tampoco es manca.
¿Alguna vez ha querido
matar a alguien?
Siempre: a esos indeseables que se enriquecen a costa del
trabajo ajeno y que carecen de escrúpulos ante la miseria que generan.
¿Cuáles son sus
tendencias políticas?
Si se refiere a qué voto, eso depende de la situación concreta
(aunque al PP o a Ciudadanos nos les votaría jamás, bajo ninguna circunstancia).
Si pudiera ser otra
cosa, ¿qué le gustaría ser?
Francés. A pesar de Marie Le Pen.
¿Cuáles son sus vicios
principales?
La indolencia, la indiferencia, la falta de compasión.
¿Y sus virtudes?
Hago lo posible por tomarme en serio todo cuanto hago.
Imagine que se está
ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Tal vez la impresión que me produjo ver el mar por primera
vez, cuando tenía doce años.
T. M.