viernes, 30 de marzo de 2018

Entrevista capotiana a Carlos Maleno


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Carlos Maleno.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Viviría en el bosque, y aludiendo a una cita de Pushkin, que leí a VilaMatas, añadiría: vivir errando, en la penumbra de los bosques, con la novela peligrosa.
¿Prefiere los animales a la gente?
A los animales o, en cualquier caso, a las personas felinas.
¿Es usted cruel?
Creo que no, y si alguna vez lo he sido, fue sin la intención de serlo.
¿Tiene muchos amigos?
Los amigos nunca pueden ser muchos. Tengo muchos conocidos. La amistad verdadera es algo muy difícil de mantener.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Aunque suene un poco pasado de moda: la lealtad. Cualquier otra cosa es perdonable.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
A veces me han decepcionado pero, como he respondido antes: casi todo es perdonable.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Quisiera pasar más tiempo en la naturaleza, quisiera poder leer más. Tener tiempo para perder. Tan sólo contemplar la belleza.
¿Qué le da más miedo?
La incapacitación y la muerte, pero no sólo en un sentido egoísta, sino quizás más en el sentido de temer dejar desamparados a quienes amo.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La banalización de lo sagrado, y con eso no me refiero precisamente a lo religioso, sino que tiene que ver más con lo natural y con lo humano.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Yo no soy escritor, sino que a veces escribo. La escritura en mí es una pulsión creativa que sin duda haría ejerciese el oficio que ejerciese. Es imposible ganarse la vida escribiendo y eso lo paga y lo pagará más aún nuestra cultura.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Durante muchos años he salido casi cada día a correr. Desde hace un año más o menos que no lo hago. Debería volver a hacerlo.
¿Sabe cocinar?
Sólo cocina de supervivencia. Creo que todo eso de la cocina está un poco sobrevalorado.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Benno von Archimboldi.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Justicia.
¿Y la más peligrosa?
Justicia. Lean por favor a Rey Rosa, y entenderán de lo que les hablo, y sobre todo habrán leído a Rey Rosa. 
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Tras escribir que sí, me he quedado un momento meditando esta respuesta, y realmente no. Nunca he querido, de verdad, matar a alguien.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Me considero ecologista y, aunque pueda ser en parte contradictorio, humanista. También, como decía Bolaño, la unanimidad me hace sospechar.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Un millonario italiano en Treviso.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Quizás, de vez en cuando, beber algo más de la cuenta.
¿Y sus virtudes?
Creo que soy agradecido. También, que sé valorar lo bueno, la belleza.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Supongo que sería una feroz lucha y agonía y no habría tiempo para imágenes en la cabeza; para eso hay que estar dispuesto a rendirse.
T. M.