lunes, 18 de junio de 2018

Entrevista capotiana a Cristina González


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Cristina González.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Unos brazos.
¿Prefiere los animales a la gente?
Sí.
¿Es usted cruel?
Podría serlo si alguien ataca lo que más me importa.
¿Tiene muchos amigos?
Los pocos que tengo me tienen a mí.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
No busco cualidades, me las encuentro. Cada uno es como es.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Uno debe saber qué es lo que puede esperar de cada persona.
¿Es usted una persona sincera? 
A veces soy políticamente correcta, pero me desgasta bastante.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Escribo, leo, estudio y juego al World of Warcraft.
¿Qué le da más miedo?
Que muera un ser querido. Las despedidas. Que nada tenga sentido.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Tengo la mente bastante abierta. Hay cosas que más que escandalizarme, las aborrezco enormemente.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Echo de menos ser escritora, ahora le dedico mucho tiempo a la medicina y cuando termino la jornada, el cansancio mata la inspiración.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Paseo al perro. Yoga. Pilates. Bici estática. Hice esgrima con espada durante cuatro años pero lo tuve que dejar por falta de tiempo.
¿Sabe cocinar?
Sí.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Sidney Carton, de Historia de dos ciudades. Es increíble cómo el amor puede movilizar a una persona hacia una dirección concreta.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Tiempo.
¿Y la más peligrosa?
Sí.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
“Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la Hemiplejía moral”. Ortega y Gasset.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Me gusta lo que soy ahora.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Vino y dormir.
¿Y sus virtudes?
Eso depende de los ojos con los que me miren.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Ya me estuve ahogando una vez, me arrastró una corriente de resaca y fue la primera y única vez que me sentí cansada de nadar. Por suerte me rescataron.
T. M.