viernes, 8 de junio de 2018

La catarsis de cantar


Esta es la primera ocasión en que se estudia de manera concreta y pormenorizada la función y presencia de la música popular en la literatura y el cine españoles, en el periplo que va desde los años cuarenta hasta la actualidad. Raquel Anido, formada en universidades de Barcelona y Baltimore, y actualmente profesora en la Universidad de Clemson –por cuyo trabajo ha recibido tres premios a la excelencia docente pese a su juventud–, parte de la idea de que “la música es elocuente a la hora de describir cómo vivimos y cómo sentimos”. De tal modo que “El pasado en solfa. La música literaria y fílmica de la España contemporánea” nos invita a conocer nuestro imaginario musical en relación con títulos destacados, en el campo literario, de autores como Manuel Vázquez Montalbán y Carmen Martín Gaite, que atribuyen efectos catárticos a las canciones de posguerra, o de cineastas como Pedro Almodóvar, próximo a formas musicales tan autóctonas como la copla.

Y es que en un momento dado, canción y cine se engarzaron en una simbiosis que daría frutos tan célebres como las cantantes Raquel Meller o Imperio Argentina, que en el periodo franquista fueron las estrellas dentro de un contexto de evolución tecnológica que caminaba en paralelo con las “españoladas”, todo un éxito de taquilla con su trasfondo folclórico andalucista. No en vano, siguiendo al estudioso Serge Salaün, Anido pone el acento en el papel que cumplió el cuplé “en su relación con el proceso de modernización industrial y técnica, llegando a establecer que el desarrollo de la radio, del gramófono, del micrófono y de los discos fue impulsado por el auge de la canción popular”.

Viaje a la sentimentalidad

El libro se convierte así en una estupenda manera de viajar al pasado para entender cómo las diversas situaciones sociopolíticas –la canción protesta, o la “nova cançó”– generaron nuevas corrientes y motivaron al público a verse reflejado en cierto mensaje, sobre todo durante la dictadura; más tarde, ya en el periodo democrático, le seguiría la música considerada como “performance”, muy señaladamente en el ámbito de la Movida Madrileña. Así, siempre con el referente de “la versatilidad de la música popular para vehicular discursos diversos”, la autora, con un tono académico y a la vez ameno, profundiza en el léxico que podría derivarse de un estudio como este –subcultura, “underground”, nación, sentimentalidad, concepto que tan bien explotó Vázquez Montalbán– para explicar con rigor las diferentes maneras artísticas que han surgido alrededor de la cultura de masas. 

A los autores citados se les sumarán bastantes más: Juan Marsé –otro escritor interesado en el género de la copla que, en “Si te dicen que caí”, también recurrió a alusiones al bolero y el tango–, Antonio Muñoz Molina y Manuel Rivas –en su caso, acerca del rock anglosajón, mediante “El jinete polaco” y “¿Qué me quieres, amor?”, respectivamente–, o José Ángel Mañas y Lucía Etxebarría, que recurren a alusiones a la música electrónica en algunas de sus novelas. En suma, toda una partitura intergeneracional que nos hará ver, cantar, leer de otra forma el pasado propio, y el de nuestros padres y abuelos.

Publicado en La Razón, 7-VI-2018