Me ha encantado conocer la obra diarística de Gabriel Insausti, El oro del tiempo, autor que ya
apareció en este blog mediante la entrevista capotiana, entre otras cosas
porque me identifico mucho con lo que dice: la necesidad y sentido común de
caminar, la apreciación de Qué bello es
vivir, cierta visión de la literatura, una postura entre divertida y
protectora hacia los hijos. Sus páginas son un ejemplo de humor y bonhomía, de
mirada serena e inteligencia desde el inicio, cuando acude a un cementerio para
visitar algo concreto y se topa con algo inesperado. O cuando habla de la
familia y las pequeñeces domésticas, o ironiza sobre el heroísmo de los filólogos, o alude a la función del crítico
literario, y cien asuntos más, entre viajes por Europa, referencias al trabajo
universitario, actos culturales, el pasado biógrafo… todos ellos placenteros en
grado sumo de leer, ingeniosos y humanos. Un pedazo de vida, sus años
2010-2013, encerrados en un libro, conservados gracias a la escritura
introspectiva para que el tiempo nunca se los lleve.