viernes, 7 de septiembre de 2018

Entrevista capotiana a Jesús Tortajada


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Jesús Tortajada.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Un monasterio.
¿Prefiere los animales a la gente?
No, prefiero a la gente.
¿Es usted cruel?
No.
¿Tiene muchos amigos?
Sí.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Complicidad.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No.
¿Es usted una persona sincera? 
Intento serlo.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leyendo.
¿Qué le da más miedo?
Lo injusto.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
El desprecio.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Arquitectura.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Caminar.
¿Sabe cocinar?
Algunas cosas, siempre las mismas.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Miguel Hernández.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Live.
¿Y la más peligrosa?
Redes.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Me encanta estar tumbado y abanicarme. Por lo que, si no me equivoco, soy comunista.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Un árbol.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Fumar puros finos y comprar películas malas.
¿Y sus virtudes?
Tragármelo todo.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
A mi familia, despidiéndome.
T. M.